#VillaMaría2023
La edición 55 del Festival Internacional de Peñas tuvo su noche inaugural con todo lo que estaba previsto: un Anfiteatro Centenario lleno (las entradas se habían agotado a pocos días del lanzamiento), altísimo porcentaje de jóvenes en las butacas, un despliegue de tecnología de alta calidad.
Guille Molina, cantante que presentó parte de su disco "Segundas chances", fue quien rompió el hielo. No estaba anunciado y no hubo información sobre su participación, pero no ha sido improvisada ya que contó con proyecciones en las pantallas gigantes. Cómo sea, canciones melódicas para la apertura.
La música y la danza siempre presentes, en esta primera noche y bajo la dirección de Germán Macía, el ballet usó como base un tema de Trueno para incorporar matices del folklore y del tango. Con un cierre que apeló al corazón de la Argentina incluyendo el tema Malvinas. Para la segunda luna la temática será Argentina campeón mundial y en la tercera se abordará danza e inclusión.
Luana Figueredo hizo estallar a la Bellaca en el coloso de cemento, luego de haber enamorado con su voz a miles en las redes sociales con sus covers. Entre el reggaetón, el trap y el pop, van girando sus sonidos, pero con lugar para canciones de desamor también. Luana viene de las redes, no hizo tiras televisivas como Tini o Lali, es de la camada de influencers hogareños. En 2019, se unió a un grupo de jóvenes que fueron motorizados por Alejandro Lerner para crear el tema “Cuando Seamos Grandes”, una canción que habla sobre los derechos de todos los chicos y las chicas del mundo. El tema está inspirado en la misión de UNICEF en el marco del 30 aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño. Allí había participado también la villamariense Yas Gagliardi.
El dúo argentino MyA, formado por Maxi Espíndola (finalista del reality show “Soñando Por Cantar” y luego integrante del elenco de Aliados -donde se conocieron-) y Agustín Bernasconi (integrante del elenco de Soy Luna), volvieron al Anfiteatro. Desde su primer éxito, Amor prohibido, pasando por esas canciones que tienen un coro multitudinario desde la popular a las VIP, fueron recorriendo su repertorio, incluyendo su más reciente lanzamiento, Bikini.
Tini Stoessel, otra artista proviniente del mundo de las tiras televisivas juveniles (aunque desde 2019 no hace más televisión), fue la mayor atracción de la primera noche, convocante y responsable del sold-out, fue además confirmada en las últimas horas en la grilla del Festival de Viña del Mar (Chile), un faro para el Festival de Peñas de Villa María, a tal punto que en la ciudad muchos le llamamos "Viña María"; será la primera vez para la argentina en tan importante escenario.
La triple T es una de las estrellas de mayor proyección internacional del pop latinoamericano. Viene de una gira por México y el año ya tiene una agenda supercargada en América y Europa.
Los y las fans pudieron bailar y cantar los grandes éxitos de la joven con una puesta en escena impactante.
Simón Natanael Alvarenga, o como dicen las gráficas: Callejero Fino, trajo la cumbia RKT al Anfiteatro. Canciones de la calle, de Derqui donde creció, pero también de muchos otros lugares, una mezcla del Bronx con el primer cordón del conurbano bonaerense, de la cumbia con el rap, de la marginalidad con la opulencia. Con ese lenguaje propio del ritmo, que tomó prestadas muchas expresiones de centroamérica. Con una condena de 6 años de prisión domiciliaria por ser menor de edad, y una tobillera electrónica que le marcaba el radio de acción como un radar, empleó el tiempo de encierro en una casa para hacer música. Callejero Fino es parte de una camada que podría emparentarse con aquellos raperos norteamericanos de los 80, autos de lujo, armas, montañas de billetes, joyas... La ilegalidad legalizada por la música.