La última noche del Festival Internacional de Peñas Villa María fue la romántica, en coincidencia con el Día de los enamorados, o San Valentín.
Había un Conejo suelto en el Anfiteatro antes de la apertura oficial, pero no lo seguí, el país de las maravillas no creo se ha de alcanzar siguiendo a esos personajes.
Hace mucho tiempo que Fabricio Rodríguez transita un camino de crecimiento que lo lleva a grandes escenarios y a gran parte de los festivales del país. No escapa, claro está, a esa vieja cuestión del "vecino de al lado" que parece menospreciar el talento, pero que tal vez es solo la costumbre de ver a lo cercano como alcanzable y lo alcanzable no puede ser inalcanzable, como se pensará en las grandes estrellas.
Sin embargo, quienes lo seguimos y acompañamos en esta ruta, hemos vivido el respeto y admiración que tienen por él esos que sí entrarían en la categoría de estrellas. Desde Manuel Wirtz a León Gieco, pasando por Alejandro Lerner con quién compartió escenario está noche.
Y así como llama la atención y se destaca que los jóvenes estrellas de las primeras noches siguen cerca de sus amigos y afectos, Fabri siempre tiene su banda con músicos villamarienses.
Si rock-folk crece, como la carrera. Con las ya acostumbradas reversiones de temas reconocidos. Con su impronta de armonicista.
Siempre es un placer volverlo a escuchar en vivo, y más en casa.
Alejandro Lerner porta 4 décadas en el mundo musical. Un sinfín de éxitos que fueron banda de sonido de vivencias, de amores, encuentros, desencuentros, incluso de la bronca del indulto, (caramba, el autocorrector a veces no se equivoca tanto, insiste en poner insulto). De esos artistas que trascienden generaciones y que deja en el inconsciente colectivo canciones que, a veces, no sabés porqué las conoces de memoria.
Lo anticipé unas líneas arriba, Fabricio Rodríguez fue invitado a participar del show de Lerner. Otro momento festivalero de esta edición.
Luciano Pereyra, al juzgar por los gritos de las tribunas, fue uno de los artistas más convocantes de la noche. Lejos hace tiempo del folklore, o del argentino al menos, ya que sus canciones tienen notas folklóricas latinoamericanas; trajo mucho ritmo al festival de festivales.
Diego Torres hace tiempo vive en Miami, como los Montaner cuya última incorporación estuvo también está noche, sin embargo sigue siendo tan porteño como siempre. Su nexo con el país, y el del país con él, se mantiene como con aquel pibe que terminaba de rodar la tira televisiva "La banda del Golden Rocket".
Mucho más que un par de éxitos, un artista que conmueve y mueve al público.
Cerrará el telón Camilo, con Evaluna revoloteando. Con esos sonidos centro-norteamericanos, con olor a Miami.